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1.300 millones de toneladas al año: ese es el peso del desperdicio alimentario cada año en el mundo, es decir 41 toneladas cada segundo. En el lugar de producción o en casa, ¡reduzcamos el desperdicio! Comprueba más de cerca las buenas prácticas de Bonduelle para revalorizar el 100% de las verduras y poner un granito de arena desde casa.

Buenos hábitos

Comprar la cantidad justa, gestionar bien las fechas de consumo...Ya sea por parte del productor como del consumidor, son costumbres que hay que fomentar para cambiar las cosas. Indicando en el envase el número de raciones para las que está pensado el producto, como lo hace Bonduelle en sus etiquetas, es posible ajustar la cantidad que compramos. Igualmente, diferenciar bien entre la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente recomendada nos permite consumir el producto en su mejor momento y evitar que acabe en la basura por exceso de precaución. Envasar bien las sobras (en recipientes herméticos o al vacío) es la clave para disfrutar de ellos en la cocina durante más tiempo: croquetas de puré de las verduras que han sobrado, pesto, sopa o empanadas para los restos de la ensalada envasada, vainas de guisantes a las que les damos una segunda vida y pieles de otras verduras que se transforman en platos deliciosos. Hay infinidad de recetas y trucos que podemos probar.

 

¿Y si soy productor?

Dar uso al 100% de las verduras cosechadas: este es el objetivo que se marca Bonduelle. Pero no todas las verduras pueden llegar al plato: en su producción inevitablemente se pierde una pequeña parte en forma de desperdicios alimentarios, perecederos y por los controles estrictos a los que se someten. Entonces, ¿cómo limitamos el desperdicio? 

Algunos productos no clasificados se convierten en ingredientes de otras recetas, en forma de trozos, al igual que hacemos en casa. Las partes no comestibles de las verduras o de los productos considerados no conformes se transforman en compost. Así, lo que da la tierra vuelve a la tierra para fertilizarla. De esta forma, la fábrica de Saint-Benoist-sur-Vanne en Francia revaloriza cinco toneladas de productos al mes en forma de compost. Otras fábricas trabajan con socios empresariales para transformar peladuras en energía en forma de biogás. Así se cierra el círculo del campo a la mesa.

¿Te has quedado con ganas de aprender más cosas sobre el desperdicio alimenticio? 

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