La lechuga contienen interesantes virtudes nutricionales

La lechuga es una hortaliza de la que se consume la hoja, habiendo varias variedades de las cuales las más conocidas son la lechuga Romana y la Iceberg.

Denominación

Se conoce con el nombre común de Lechugas, Lechuga iceberg, Lechuga romana, pero su nombre científico o latino es Lactuca sativa L. Pertenece a la familia botánica de las compuestas, entre las que también se encuentran la escarola, la endibia, la achicoria y la alcachofa.

Origen

Disponemos de datos que señalan su consumo habitual entre griegos y romanos, quienes la cultivaron de forma habitual, pese a que su origen no está demasiado claro. Desde antiguo, se ha valorado a la lechuga por sus propiedades sedantes, las cuales teóricamente inducían al sueño. Tal vez por ello, lo romanos incorporaban la lechuga al final de sus comidas y debían de gustarles tanto que, fuera de temporada, las conservaban en salmuera. Hoy en día, en algunos lugares se recomienda a los insomnes realizar un zumo de lechuga y tomarlo antes de ir a la cama para propiciar así el sueño.

Parece ser que en la edad media descendió mucho su consumo, aunque la lechuga volvió a ponerse de moda en el renacimiento. Precisamente de la edad media, proceden diferentes leyendas sobre el consumo de lechuga... así, en algunos conventos estaba prohibido su cultivo y consumo por sus supuestas propiedades afrodisíacas. En otros lugares, sin embargo, se valoraba mucho como un alimento calmante, e incluso analgésico, que estimulaba el apetito. Como medicamento, la lechuga se recomendaba para tratar forúnculos e insectos utilizándolas como cataplasmas bien hervidas y calientes.

Durante la ilustración, gracias a los estudios de los horticultores, se fueron consiguiendo diferentes variedades comestibles, la más famosa de las cuales es la denominada "romana". En España, tienen especial fama los denominados "cogollos de Tudela" por su sabor y aspecto.

 

Variedades

Las diferentes lechugas se pueden clasificar según sus grupos botánicos en:

  • Romanas: Lactuca sativa var. Longifolia: Son aquellas que no forman un verdadero cogollo, las hojas tienen bordes enteros y nervio central ancho. Entre ellas están: Romana y Baby.
  • Acogolladas: Lactuca sativa var. Capitata: forman un cogollo apretado de hojas. Entre ellas están: Batavia, Mantecosa o Trocadero e Iceberg.
  • De hojas sueltas: Lactuca sativa var. Inybacea: son lechugas que tienen las hojas sueltas y dispersas. Entre ellas están: Lollo Rossa, Red Salad Bowl y Cracarelle.
  • Lechuga espárrago: Lactuca sativa var. Augustaza: son aquellas que tienen las hojas puntiagudas y lanceoladas.

 

¿Qué aspecto tiene?

  • Color: por lo general se trata de variedades de color verde más o menos intenso que va aclarando hacia el tronco y oscureciendo hacia la punta de la hoja de lechuga.
  • Forma: la forma de la lechuga depende mucho de la variedad de la misma a la que hagamos referencia. Por ejemplo, la lechuga iceberg es redonda y la romana tiene a ser alargada.
  • Tamaño: Al igual que la forma, depende de la variedad, aproximadamente la hoja tiene unos 20cm de ancho, y unos 20-35 de largo.
  • Peso: de media la lechuga puede pesar unos 300g.
  • Sabor: tienen un sabor suave que puede recordarnos al de la acelga.

 

Modo de preparación y empleo

  • Cruda: El uso más común de la lechuga es para preparar ensaladas, casi siempre acompañada de la cebolla, tomates y aceitunas. No es muy frecuente, pero también se utiliza la lechuga cocida o asada, e incluso pudiendo formar parte de menestras. Es importante aliñar las ensaladas en el último momento, ya que el vinagre hará que las hojas de lechuga se queden mustias y reblandecidas en poco tiempo.
  • Preparación de la lechuga antes de consumirla en crudo: lavar adecuadamente la lechuga es algo imprescindible habida cuenta del riesgo que supone consumir hortalizas a menudo redadas con aguas no demasiado limpias. Para ello, no basta con lavar la lechuga bajo el chorro sino que es necesario dejarla unos minutos en remojo en una solución de agua con lejía (aproximadamente una cuchara sopera de lejía comercial cada 5 l de agua). Previamente, tendríamos que haber eliminado las hojas estropeadas, sucias y con tierra.

¿Cuándo lo encontramos y en qué condiciones?

La lechuga exige que haya diferencia de temperaturas entre el día y la noche. Soporta peor las temperaturas elevadas que las bajas, ya que como temperatura máxima puede soportar hasta los 30 ºC y como mínima hasta –6 ºC.

La mejor época de la lechuga es la primavera (aunque depende mucho de la variedad), pero realmente podemos encontrarla en cualquier época del año, ya que actualmente se cultiva mucho en invernaderos.

El mejor ejemplar y su conservación

El mejor ejemplar de lechuga será aquel que además de no estar dañado, tenga un color verde brillante, más claro o más oscuro dependiendo de la variedad de lechuga a la que hagamos referencia.

Hasta que consumamos la lechuga, ésta debe estar en refrigeración en un envase de plástico perforado. En cuanto al tiempo que podemos conservar la lechuga, las variedades romanas suelen tener una vida útil más reducida, mientras que la lechuga iceberg es una de las que más tiempo podemos conservar. La lechuga no es apta para preservación en congelador, envasada o seca.

Características nutritivas

La lechuga es una hortaliza con un valor energético escaso que apenas puede llegar a aportar 16 kcal/100g. Hablamos de una hortaliza con un contenido en agua importante, al igual que la mayoría de hortalizas (95%). Su contenido en hidratos de carbono es más bien escaso (0,6%), siendo destacable su contenido en fibra (1,7%). Contiene cierta cantidad de proteínas (1,62%) y cantidades casi inapreciables de grasa (0,2%).

Minerales: es de destacar el elevado contenido en potasio, siendo éste el que se encuentra en mayor proporción en la lechuga. Pero además podemos citar otros minerales que se encuentran en cantidades muy importantes, casi tanto como el potasio: magnesio, hierro, calcio, cinc y fósforo.

Vitaminas: en cuanto al aporte de vitaminas, la lechuga es una de las hortalizas con mayor contenido en folatos. Por otra parte destaca la gran cantidad de vitamina A y C que puede llegar a contener. Y además de las anteriores contiene vitaminas B1, B2, niacina y B6.

¿En qué puede ayudarnos?

La lechuga forma parte de nuestra alimentación desde hace siglos, tanto cruda en forma de ensaladas, como cocida en complemento a otras verduras. Aunque no es una de las verduras a la que más relacionemos con un efecto curativo concreto, podemos citar algunas propiedades beneficiosas que se le atribuyen:

  • En el tratamiento de trastornos funcionales del sistema nervioso: en ocasiones el consumo habitual de lechuga se relaciona con una suave acción sedante que mejora las situaciones de estrés, nerviosismo, tensión o ansiedad.
  • Insomnio: debido a su elevado contenido en vitamina del complejo B y demás nutrientes, se recomienda ingerir un buen plato de lechuga en la cena como plato único, para aquellas personas que sufren de insomnio.
  • Aparato digestivo: si se ingiere antes de la comida, la lechuga facilita la digestión del resto de alimentos. Además, por su elevado contenido en fibra y su elevada digestibilidad facilita el tránsito intestinal.
  • Diabetes: es una de las hortalizas más utilizadas en la dieta de los diabéticos ya que su contenido en hidratos de carbono es mínimo.
  • Obesidad: se trata de un alimento con una potente acción saciante y un contenido energético muy bajo, por lo que conviene utilizarlo en dietas de adelgazamiento.

¿Y qué más?

El consumo y producción de lechuga se va incrementando de manera notable en todo el mundo. En España es uno de los alimentos preferidos, especialmente en la preparación de ensaladas, siendo nuestro país el tercero en producción de lechuga de todo el mundo, después de China y Estados Unidos.

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