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Algunas ideas para que el pan duro no acabe en la basura

Con estas recetas para reutilizar el pan duro, ya no lo tirarás a la basura. Están tan buenas que esperarás a que la barra de pan se ponga dura para poder prepararlas. 4 ideas para reutilizar las sobras de pan duro.

Idea n.º 1: Picatostes al ajillo

No hay nada mejor como los picatostes para animar una sopa o una ensalada, los básicos de nuestras comidas diarias. Haz rebanadas con el pan duro (barra, hogaza, pan integral...) y frótalas con un diente de ajo. Corta el pan en dados e imprégnalos bien con aceite de oliva.

Después, tuéstalos en el horno durante unos minutos. Los picatostes combinan perfectamente con una ensalada de escarola y trocitos de bacon para hacer una ensalada césar o como toque final para una crema preparada con verduras previamente cortadas. Luchar contra el despilfarro alimentario y, más concretamente, contra los desechos de pan, es beneficioso para el medioambiente... ¡y además sabe muy bien!

Idea n.º 2: Pan rallado

El pan rallado, otro básico de la cocina, es fácil de preparar en casa. Necesitarás un buen aparato de cocina para poder triturar una gran cantidad de pan duro y obtener un polvo más o menos fino dependiendo del uso final: espolvorearlo sobre guisos de verduras (espinacas, coliflor...), sobre tomates a la provenzal, empanar pescado o filetes de pollo, etc. Otra forma estupenda de utilizarlo es en los rellenos o los pasteles de carne, ya que les aporta suavidad.

Idea n.º 3: Tostas

Un viaje gastronómico a un lugar donde el pan duro se convierte en toda una experiencia gourmet. Las tostas son una forma ideal de utilizar el pan duro tras untarlo con aceite de oliva, frotarlo con un poco de ajo, si lo prefieres, y finalmente coronarlo con exquisitos ingredientes salados. Las verduras son los ingredientes estrella para variar dependiendo de la estación: tomates frescos o secos, berenjena asada, champiñones salteados, rodajas de aguacate... Se pueden combinar con suculentos ingredientes como una loncha de jamón, unas aceitunas, unas anchoas o unas lascas de queso manchego. Y para el toque final, añade unas hojas de rúcula o unos brotes tiernos en el último minuto.

Idea n.º 4: Torrijas

Es una de las formas tradicionales de aprovechar el pan duro y evitar que acabe en la basura. Este postre, tradicionalmente preparado por nuestras queridas abuelas, se elabora con rebanadas de pan duro remojadas en una mezcla de leche, huevo batido y azúcar, y fritas en una sartén con aceite. Se pueden disfrutar con azúcar, sirope de arce, miel, natillas, dulce de leche o fruta fresca. No es un dulce refinado, pero es mucho más sano que los postres industriales que se encuentran en el súper. Para los que prefieren lo salado, la receta también funciona con queso (pasa del azúcar) o se puede preparar como una tostada galesa  (Welsh rarebit) con salsa de cerveza y queso cheddar. Acompañada de una ensalada, es un plato rápido y fácil de preparar. ¿Quién dijo que luchar contra el despilfarro de pan era aburrido?

¿Y qué pasa con las panaderías?

El despilfarro alimentario es un problema que afecta a todos los actores de la cadena alimentaria. La industria agroalimentaria, los supermercados, los restaurantes, los comedores escolares, los artesanos y otros sectores profesionales también intentan reducir el despilfarro.

Solo fijándonos en el pan, las pérdidas y el despilfarro relacionados con este alimento representaron un 10 % de la producción en 2016 según un estudio realizado por la ADEME (Agencia Francesa de Medio Ambiente y de Gestión de la Energía). Cada vez son más los panaderos que participan en acciones a nivel individual y colectivo para luchar contra el despilfarro de pan y que añaden valor a los productos que no han vendido, por ejemplo, vendiendo productos del día anterior a un precio reducido, donando a asociaciones o preparando cestas a precios bajos. Para los consumidores, estas iniciativas suponen un ahorro nada despreciable, además de ofrecer la oportunidad de mostrar el buen sabor de boca que deja reciclar los residuos que realmente no lo son tanto.
 

Seguir los pasos adecuados para reducir el despilfarro alimentario supone, ahora más que nunca, un desafío para todos.