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Con estos trucos para reducir los desperdicios, dejarás de tirar la fruta pasada a la basura.

Atrévete a añadir fruta a tus platos salados

Solemos asociar las frutas con el postre, pero no hay nada que te impida añadirlas a los entrantes o a los platos principales para crear una sutil combinación de dulce y salado. ¿Tus hijos no quieren comer manzanas? Córtalas en trozos y mézclalas en  una ensalada de escarola con nueces y queso azul. ¿Nadie disfruta del dulce sabor amargo del pomelo? No habrá quién se resista a una combinación de lechuga hoja de roble, aguacate en rodajas, gambas cocidas y pomelo aderezada con una deliciosa vinagreta de lima y cilantro. ¿Las peras están demasiado maduras? Pon a cocer brócoli congelado Bonduelle, crema de puerros y las peras peladas con agua o caldo. Tritura después todo con un poco de mantequilla, y ya tienes una reconfortante crema. El desarrollo sostenible también sabe de maravilla.

Consume fruta que ha perdido su mejor aspecto

Un largo viaje, una larga estancia en el frigorífico o la sobreproducción pueden generar grandes cantidades de fruta deteriorada. Para aprovecharla, ásala en el horno con un poco de azúcar, prepara una mermelada o añádela a un pastel. Quizá una de las recetas más habituales sea la compota de manzana, que también funciona a la perfección con verdura cortada en cubitos y cocinada lentamente con un poco de agua, azúcar si es necesario, y especias al gusto. Otra forma de evitar que lleguen a la basura es preparar zumos y smoothies, como esos batidos verdes para un buen chute de energía. Una combinación también deliciosa: plátanos maduros, espinacas Bonduelle, kiwi, jengibre fresco, leche y un toque de miel. Se trata de una buena opción para las frutas dañadas que los grandes supermercados (principales actores de la cadena alimentaria) están poco a poco aprendiendo a no tirar a la basura.

Cocina las pieles

Pues sí, incluso las pieles se pueden consumir para reducir los desperdicios alimentarios. La piel y el corazón de la manzana y la pera suelen descartarse, pero pueden convertirse en deliciosas infusiones calientes o frías. Cuécelas en un poco de agua caliente durante unos 20 minutos. Puedes añadir unas gotitas de zumo de limón tras el hervido y disfrutar de una infusión caliente (con un toque de miel, más rica todavía) o fría una vez filtrada. La peladura de los cítricos se puede escarchar para preparar unas orangettes o añadir sabor a un bizcocho. ¡Y una idea superinnovadora! Mermelada de melón preparada con la piel sin su parte más dura cortada en pequeños trozos. La lucha contra el despilfarro empieza en la mesa: ahorra y disfruta de platos deliciosos.

Hacia una alimentación sin residuos

Se estima que una tercera parte de los alimentos destinados al consumo humano se desechan en todo el mundo. Según un estudio realizado por ADEME en Francia en 2016 sobre la situación de las pérdidas y los desperdicios y su gestión en las distintas etapas de la cadena alimentaria, anualmente se registran 10 millones de toneladas de pérdidas y desechos de productos, lo que supone unas pérdidas comerciales de alrededor de 16.000 millones de euros.  Sin embargo, en España, al igual que en otros países, los consumidores podrían evitar gran parte de esas pérdidas. Los desperdicios alimentarios son alimentos perfectamente comestibles que acaban en la basura. Las grandes cantidades de alimentos desechados (fruta, verdura, alimentos secos, carne, pescado, etc.) suponen un verdadero reto para el medioambiente y un gran coste para los consumidores y el planeta.

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