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¿Comer lo mismo todos los días? No, gracias. Nuestros gustos van cambiando a medida que cambian las estaciones. No siempre nos apetece comer lo mismo, porque ¡en la variedad está el gusto! A todos nos gusta descubrir nuevos sabores e innovar en nuestros platos. En Bonduelle, nuestros especialistas crean nuevos productos para poder llevar algo original y de calidad a tu mesa: ingredientes exclusivos, variedades innovadoras, texturas diferentes, nuevos sabores o preparaciones exclusivas. Descubre todo lo que ocurre antes de que un producto llega a tu cocina.

 

La innovación como cultura corporativa

Con el objetivo de que la alimentación vegetal forme parte esencial de nuestra dieta y todos comamos mejor, la innovación agroalimentaria basada en las plantas es parte fundamental de la actividad de Bonduelle, representando más del 1 % de sus ingresos. Más de 100 colaboradores trabajan a diario en este área repartidos por 6 centros de desarrollo: unos verdaderos laboratorios de la innovación en la alimentación vegetal que están centrados en los recursos, los métodos y los productos alimentarios que desarrollan. Como explica Irene H. del servicio de I+D dedicado a los productos congelados y enlatados: «Existen diversos tipos de acciones de I+D en la industria agroalimentaria. Por ejemplo, están las que se centran en el largo plazo con nuevos procesos de fabricación. También está la investigación agrícola que satisface las necesidades de la vida diaria, a la vez que profundiza en ideas nuevas para concretarlas».

 

En el corazón del proceso de Bonduelle

La innovación consiste en dar vida a un producto que, de otra forma, solo existiría en nuestra imaginación siguiendo 7 pasos precisos, además de usar otros muchos conocimientos prácticos. «La innovación es una verdadera piedra angular que exige trabajar en la gestión de proyectos de forma transversal con las áreas de marketing, compras, calidad, ventas, cadena de suministro, servicio al cliente, operaciones industriales, etc. ¡Todos estamos implicados!», explica Irene H.
 

Primero, se observa. Más concretamente, se analizan las necesidades de los clientes (tanto en Francia como en otros países), se valora la evolución de sus hábitos alimentarios, el uso de nuevos ingredientes y el desarrollo de nuevos conocimientos técnicos, se sacan ideas de otras industrias, se siguen las noticias... Es decir, se consiguen nuevas ideas y se identifican las formas de trabajo más adecuadas para la alimentación vegetal. Después, se organizan, se seleccionan y se definen de forma precisa las características del producto: ¿cuáles deben ser sus cualidades organolépticas y nutricionales? ¿Cuándo lo presentaremos? ¿Con qué tecnologías alimentarias se produce?

A esto le sigue el desarrollo del producto con un ajuste de la receta en las cocinas laboratorio y se preparan muestras. Y luego vienen las catas para mejorar y evolucionar los prototipos hasta obtener un resultado satisfactorio a todos los niveles y según cada equipo. Después, llegan las primeras pruebas a mayor escala en las líneas industriales para establecer un método de producto adaptado, garantizando en todo momento la calidad y la seguridad. Todos los productos nuevos son objeto de numerosos análisis en cada una de sus fases (características físicas, químicas, organolépticas y nutricionales) para validar su calidad y garantizar su seguridad higiénico-sanitaria. A continuación, se prueban a una escala todavía mayor para comprobar que se ha conseguido lo que se pretendía inicialmente. Se trata de una gestión de producto exigente que aúna las prácticas agrícolas, todos los pasos de la producción, la nutrición, la ciencia, la preparación, la consultoría... Finalmente, llega el lanzamiento con los primeros productos producidos, las reacciones sobre el terreno y el seguimiento de la vida del producto durante todo el año. «Innovar es una actividad infinita», destaca Irene H.

«La innovación basada en las plantas de Bonduelle se expresa de distintas formas», añade.  
 

Se han hecho grandes esfuerzos en los últimos años en el campo de las fuentes de proteína vegetal (la soja no es la única aquí), pero ya hay otros muchos enfoques: «Solemos pensar que la innovación es la única forma de desarrollar nuevos productos, pero una parte importante de nuestro trabajo es la renovación de los productos existentes. No solo existen las innovaciones disruptivas: repensar un producto tradicional también puede suponer un valor añadido. Por ejemplo, el proceso de producción de las espinacas congeladas manteniendo las hojas, aportando así una textura totalmente distinta a las espinacas congeladas de siempre. Este también es el significado de nuestro compromiso con los productos de la agricultura orgánica o sin residuos de pesticidas».
 

Tras todos estos pasos, saber que el trabajo que realizamos acaba en muchos hogares es motivo de orgullo para Irene: «Nos sentimos orgullosos cuando nuestros productos encuentran su público y hacen la vida más fácil a las personas. Y poder decir: "¡Pruébalo! Lo he hecho yo"». La innovación es una labor muy concreta.