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Consejos para comer sin gluten

Ser celíaco, tener problemas digestivos, un estómago sensible o escuchar las necesidades de tu cuerpo. Existen muchas razones para adoptar una alimentación sin gluten. Aquí te presentamos algunos consejos antes de empezar con una dieta sin gluten.

Conocer los distintos tipos de cereales

El gluten es una proteína y está presente en algunos cereales. Aporta elasticidad al pan y es el responsable de que suba y quede suave y esponjoso. El trigo en todas sus formas (harina, pasta, semolina, etc.) es el cereal más conocido que lo contiene, pero también está presente en el centeno, la avena, la cebada y la espelta. La lista es bien larga, pero puedes usar la palabra TACC (trigo, avena, cebada y centeno) como truco nemotécnico. Muchos otros cereales o pseudocereales, como la quinoa, el mijo, el trigo sarraceno o el arroz, no contienen nada de gluten, por lo que estos carbohidratos pueden consumirse sin problema dentro de una dieta sin gluten. Sin embargo, es necesario adaptar los hábitos culinarios.

Sin gluten, garantizado

Probablemente ya lo sabes, pero algunos grupos de alimentos no contienen gluten de forma natural (frutas, verduras, aceites vegetales, lácteos, carne, pescado, azúcar, etc.), así que disponemos de todos estos recursos para los intolerantes, los alérgicos o los sensibles al gluten.

Adapta tus recetas

Una dieta sin gluten no siempre va acompañada de una pérdida de peso. Se trata, sobre todo, de buscar el bienestar digestivo. Las personas diagnosticadas de celiaquía deben eliminar el gluten de forma mucho más estricta que las personas con sensibilidad al mismo.

En cualquier caso, el pan y los pasteles suelen ser los alimentos que más se echan de menos cuando se lleva esta alimentación. Y es que para elaborar esos productos es fundamental la elasticidad que aporta el gluten de la harina de trigo. Por eso, hay que pensar de forma creativa para adaptar las recetas y, por ejemplo, mezclar diferentes harinas (trigo sarraceno, arroz) y fécula (de maíz o patata) o usar diferentes texturas (cortezas más finas, miga más esponjosa...).

También es interesante usar harinas integrales, ricas en nutrientes, y variar las grasas vegetales para evitar las deficiencias nutricionales. Cuidado con las comidas preparadas, porque con frecuencia contienen gluten (comprueba la lista de ingredientes) y trazas de ingredientes contaminados.

Sin duda, la clave está en vigilar la alimentación, pero para gestionar la enfermedad en el día a día también hay que pensar en los utensilios y los aparatos de cocina que pueden contener gluten, como la tostadora, la tabla para cortar el plan, etc. Si convives con más personas, asegúrate de no compartirlos, especialmente si eres celíaco. Para mantenerse sano, ¡a cada uno lo suyo! Último punto importante para aportar variedad a tu dieta: saca ideas de platos internacionales y de la cocina de países donde el trigo está menos presente. El maíz en Latinoamérica, las patatas en Reino Unido o el arroz en Asia. Todas estas culturas cuentan con numerosas recetas sin gluten que te permitirán compartir la comida con toda la familia.