¡El rey de los platos estivales no puede faltar en tu huerto! Aquí te ofrecemos nuestros consejos para cosechar unos tomates sabrosos.
1. Apuesta por distintas variedades. Sabores, formas, tamaños, colores: desde los tomates cherry hasta las variedades más clásicas (corazón de buey, negro de Crimea, rama, raf, pera...). ¡Es facilísimo disfrutar de infinitas posibilidades!
2. No los plantes demasiado pronto. La siembra del tomate comienza desde el final del invierno, unos dos meses antes de la plantación, pero a cubierto y con una temperatura lo suficientemente alta (al menos 20 °C) para garantizar su germinación. También es posible comprar plantas jóvenes listas para plantar. En cualquier caso, espera hasta después de la última helada antes de llevarlas al exterior (¡pero cuidado con los santos del hielo de mayo!).
3. Elige el lugar adecuado. A los tomates les encantan los suelos ricos y bien drenados y, claro está, la luz del sol. A la hora de plantarlos, deja una distancia de al menos 50 cm entre cada plantón para evitar la propagación de enfermedades.
4. Tutores. Colocar tutores no es necesario para algunas variedades, pero suele evitar que la planta se caiga por el peso de los tomates. Además protege a los frutos de algunas enfermedades y facilita su cosecha.
5. Acolchado del suelo. Un buen acolchado del suelo entre las hileras de tomates reduce la proliferación de hierbas, mantiene el suelo fresco, evita que los frutos toquen el suelo, ofrece espacio para el riego y protege a las plantas de las salpicaduras.
6. Riega de forma inteligente. Los tomates necesitan riego de forma habitual, pero en cantidades moderadas para no diluir los aromas y no favorecer la propagación de las enfermedades. Es importante que no riegues las hojas, solo el pie de la planta, para evitar el mildiu.
7. Hagamos casoa los amantes de los tomates. Tradicionalmente, cuando los tomates crecen, se retiran los brotes que nacen debajo de las hojas y que se alimentan de la planta sin generar frutos. Sin embargo, algunos horticultores aficionados prefieren no «dañar» la planta, con lo que producen tomates más pequeños, pero más resistentes a las enfermedades.
8. Asócialos a otras plantas. Para proteger los tomates, no hay nada mejor que asociarlos con otras plantas. Por ejemplo, la caléndula los protege de numerosas enfermedades y parásitos. Prueba también con la albahaca (no solo combina bien con mozzarella o en la pizza), porque su olor repele algunas plagas. En el huerto, la unión también hace la fuerza.